domingo, 6 de noviembre de 2011

Un domingo de revista

Como todos los mis domingos, me despierto muy cerca del mediodía y me pongo a mirar televisión hasta un poco más de las 12 horas; no estoy seguro de como son las mañanas de los domingos. Después bajé a preparar unos mates y fui a cebarle a mi madre que estaba en su habitación. Estabamos sentados en la cama, haciendo la "catarsis matera" de la mañana (también hay una sesión de esas a la tarde); cuando de repente irrumpieron gritando mi nombre mi padre y @guto4492, con una revista en la mano... me dijeron: "mirá quien escribe esta nota..." y me tiraron la revista (Miradas de Página Siete) sobre la cama para que la leyera... lo que vi fue una hoja que decía esto:


Cuando leí "Patricio Javier Vera" dije: "¡A este flaco lo conozco!"... Fue una grata mañana mediodía de domingo tan sólo por ver publicada en una revista la historia que envié para el concurso de relatos breves organizado por las Naciones Unidas en el marco de la campaña "Convivir, sembrar paz".

Si quieren leer la historia se las dejo después del salto:

El mejor viaje de mi vida Gracias a los trabajos de catastro que realizaba mi padre, tuve la oportunidad de conocer muchos lugares dentro del territorio boliviano; conozco casi todos los departamentos (me falta llegar hasta Pando); aunque por la edad que tenía, de algunos no me acuerdo nada o casi nada. Por esa razón les voy a contar sobre el último viaje largo que realicé dentro de Bolivia.
 En el mes de diciembre, del 2008, emprendimos con mi familia, un viaje a la selva amazónica del norte del departamento de La Paz. Ya habíamos ido varias veces a conocer esas tierras, sus culturas y obviamente... su comida, pero esta vez teníamos como misión obtener información sobre los Tacana, que son una nación indígena originario, (sobre todo su arquitectura, como construían sus casas, como unían el bambú para sus vigas y paredes y como trenzaban la “Jatata” y algunos otros aspectos de las casas, sus muebles, sus implementos de cocina, etc.).
 La forma más rápida de llegar hasta San Buenaventura es tomarse una avioneta desde el Aeropuerto Internacional de El Alto hasta el Aeropuerto de Rurrenabaque y luego cruzar el río Beni, se llega como en una hora y media. Pero eso sería muy fácil, si realmente se quiere conocer el país, la mejor forma de hacerlo es viajando en auto; pero además de contar con un vehículo 4x4 hay que tener espíritu aventurero. Desde la ciudad de La Paz, hasta Rurrenabaque, en el departamento de Beni, son unos 800 km aproximadamente (18 hrs de viaje); con muy poca ruta asfaltada y la mayor parte del camino a varios metros de altura sobre un camino angosto en cornisa.
 Tomamos el camino los Yungas, pasando por la cumbre a los 5000 metros sobre el nivel medio del mar. Fue la primera vez que usé la carretera Cotapata - Santa Bárbara, es una carretera amplia, cómoda, segura y rápida, que hace añorar esos peligrosos “Balconcillos” de la “Ruta de la Muerte” en donde un mal movimiento del volante y nadie te volvía a ver más después de caer más de 700 metros en una espesa selva (todavía se puede tomar ese camino, pero no es apto para cobardes o personas con problemas cardíacos). Pero si te gusta la emoción de tener que retroceder en la cornisa para darle paso a un camión de 20 toneladas, no te preocupes, vas a tener muchos lugares más adelante.
 Cuando llegamos a Yucumo (Beni), nos agarró la noche, lamentablemente, llegó acompañada de una tormenta; tuvimos que armar la carpa bajo la lluvia y pasamos la noche ahí, salimos muy temprano a la mañana para llegar a Rurrenabaque al mediodía, un pueblo muy turístico y pintoresco, en donde uno puede disfrutar de un buen “pintao” frito con unas cervezas frías. Para llegar a San Buenaventura, hay que cruzar el río Beni, que es el límite que separa las dos poblaciones (y los dos departamentos). Si se va a pie, hay canoas a motor y si se tiene un vehículo hay unos pontones (bastante peligrosos) que nos cruzan los casi 500 metros del caudaloso río en 15 minutos.
 San Buenaventura, pertenece al Departamento de La Paz, es un pueblo mucho más chico y menos turístico que Rurrenabaque (de hecho, no hay ni restaurantes). Fuimos al Museo Tacana que encontramos abierto por que la suerte estaba de nuestro lado y aprendimos algunas cosas que no sabíamos y además compramos algunos “recuerditos”. En la Alcaldía nos dieron información de algunas personas que nos podían mostrar algunos terrenos y algunas construcciones de la zona. Visitamos dos o tres predios, donde nos atendieron muy bien, conocimos gente, costumbres e incluso fauna y flora de lo más rara. Aprendimos como hacían para curar el cuero y conocimos “El bastón del Emperador”, una flor roja, espectacular, que parecía de plástico, y que no es originaria de la zona, la trajeron de Brasil y la plantaron ahí.
 Fuimos de expedición al corazón de la selva; me detuve unos segundos para tomar un punto GPS, cuando me di vuelta, noté que mi grupo ya se había ido y estaba solo y perdido en la selva, me picó una “Abuna” (hormiga gigante amazónica) que me dejó medio cuerpo paralizado y un ardor inexplicable en el dedo. Logré ser rescatado por mi hermano, cuando llegamos al campamento, me dieron de tomar una mezcla de miel de caña con “otras hierbas”, en 10 minutos el entumecimiento del cuerpo se me pasó, pero el corte que me hizo en el dedo la hormiga me dolió una semana.
 Uno de mis sueños es volver a tener un viaje y una aventura como esa, pero hasta que suceda, este va a ser ¡EL MEJOR VIAJE DE MI VIDA!.
Y bueno, eso es todo... que tengas un lindo inicio de semana...

Que la milanga sea contigo.