El significado de "periodismo" se ha desvirtuado con el correr del tiempo; se supone que el periodista es una persona que cuenta una historia a una gran cantidad de personas, porque es el portador de la "opinión pública"; tiene la obligación de realizar su tarea de manera sensata, madura y además esta historia debe ser útil para la sociedad.
El periodista de verdad tiene que ser un profesional preparado, militar contra la violencia y las "cosas malas", además de velar por la igualdad de oportunidades entre los seres humanos; y en algunos casos también defender a los animales y a las plantas de su homínido bípedo depredador pseudocanibal.
El periodismo ha perdido su significado original a medida que proporcionalmente perdía su rigor; obviamente que ayudado por las nuevas tecnologías de comunicación mal utilizadas que derivaron en el nacimiento de "opinadores compulsivos"; "chimenteros de cuarta"; y los muy de moda "periodistas ciudadanos" que en realidad son una especie de "reporteros caseros".
Toda esta gente, sin un estudio universitario o un estudio profundo sobre la materia, hace que el "periodismo de ahora" deje de lado una serie de código en los cuales se basa el buen periodismo; como por ejemplo: la veracidad, el interés por parte del público, el respeto y la ecuanimidad. Convirtiendo al periodismo en una simple nota del día.
Ahora bien, el verdadero y buen periodista es un investigador, detallista, cual personaje de la pipa que conocimos gracias a Conan Doyle; pero para esto, es necesario que se den las condiciones laborales necesarias; desde un punto de vista periodístico y no empresarial o político. El periodista debe estar en la constante búsqueda de cosas que ayuden a construir una mejor sociedad y mejores países.
El problema con estos últimos puntos en América Latina es que los medios y los periodistas están siendo vigilados y censurados constantemente por los gobiernos "democráticos" pero paranoicos que no permiten meter la mano en la basura para ver que se encuentra y que puede interesarle a la gente.
Aunque según investigaciones y sondeos realizados por el periodista chileno Juan Faundes, el estado obstaculiza el periodismo un 26% de las veces y otro 27%, la preocupante censura por parte de los dueños de los medios y un insignificante 5% por falta de capacitación.
Todavía estamos a tiempo para devolverle el verdadero significado al periodismo; y los periodistas latinoamericanos son quienes pueden (y deben) encargarse de esta tarea.
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La milanga nos hace libres.
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